SONORIDAD, SORORIDAD


Por Gabriela Schvartzman //


Las luchas feministas en reclamo por la igualdad de derechos vienen dando sacudones en todas las esferas sociales y políticas. También en el arte. Es febrero del 2018 en Montevideo y Falta y Resto presenta su espectáculo con una murga paritaria, un hecho sin precedentes en el Carnaval Oficial de Uruguay. Un murguista se declara enamorado de una feminista y recita un mea culpa sobre su lenta deconstrucción machista. Es Raúl Castro, el director de la murga.

- A veces me dice cosas que me cuesta comprender. Pero soy yo, que me tengo que detener y escucharla. Tengo tanto que aprender, ¿no les parece?

Los varones dejan libre el escenario mientras la guitarra introduce la canción. Sólo cantan ellas.

Hay ausencias que llenan cada lugar, y por eso acá estamos para cantar. Por todas las mujeres que no podrán, y que por ser mujeres hoy ya no están. No es traición ni rencor, es la verdad.

Los rostros pintados con base blanca y contornos coloridos miran al frente, con el cuerpo erguido y los pies bien plantados. La audiencia queda en silencio con piel de gallina.

La murga uruguaya tiene más de cien años y nació como una crítica a la actualidad sociopolítica desde el humor. A lo largo de la historia la murga fue cosa de varones, sobre todo en La Falta, que durante décadas dejó en claro su postura restrictiva. 

Esta nocheel protagonismo se rompe. La canción se llama Ni un paso atrás y es interpretada por seis mujeres.

- Hoy nos mueve el deseo y la decisión de que este canto se haga revolución, porque un país posible tiene que haber, donde no falte nadie por ser mujer.

El cuplé termina con la frase que da nombre a la canción mientras el resto del coro da un paso al frente para acompañar la lucha. Tras los aplausos sube al escenario un personaje desconocido para darle género a la murga. Se llama Juana y esuna mujer, tiene una voz impecable y un discurso irreverente consecuente con su esencia.

Aunque es un espectáculo admirable, el jurado lo deja fuera de la liguilla de los diez mejores puestos. La Falta queda con la puntuación baja pero el orgullo bien alto. 

El show fue elogiado por el público uruguayo y también por la prensa, que remarcó durante semanas las resistencias que generó esta propuesta tan desapegada de los cánones tradicionales. Sin duda, “Misa Murguera” dejó su huella.

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Año 2019. Son las 8 de la noche del jueves 24 de enero. Mandy prende la tele. Comienza el desfile del carnaval más largo del mundo y ella, como todos los años, no piensa perderse ningún espectáculo. 

Es murguista, actriz y profesora de educación especial. En 2006 se enamoró de la murga con un disco de Araca La Cana y desde ahí el arte rioplatense se volvió parte de su vida. 

Su pantalla se llena de color. La fiesta popular reúne alrededor de 100 mil personas en la principal avenida de la capital del país vecino. Participan todas las categorías del Concurso Oficial: murgas, comparsas de negros y lubolos, teatro de revistas, humoristas y parodistas.

Este año, las mujeres murguistas feministas se organizaron. Flamean pañuelos rojos con una insignia: “Sin nosotras no hay carnaval”.

En Plaza Independencia comparten su iniciativa. En la categoría Murga concursarán apenas 13 mujeres y 350 varones. Son una cifra ínfima en los coros, pero tras las vallas, son muchas más. Llevan el pañuelo para visibilizar la importancia de sus roles. Porque sin maquilladoras y vestuaristas tampoco no hay carnaval. El Pañuelazo es un éxito también entre mujeres del público. La campaña tiene poco impacto mediático pero mucha repercusión en las redes sociales. La noticia llega a la Argentina y no tardan las adhesiones contra la violencia de género entre mujeres y disidencias del ambiente. Comienzan a cuestionarse los lugares que hasta ese momento eran casi exclusivos para los varones, como la voz principal, la batería y la dirección.

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Es viernes 15 de marzo de 2019. Mandy y otras dos integrantes de Unas Cuantas, la murga de mujeres de la que ahora es parte, están llegando a la terminal de Tres Cruces, Montevideo. De todos los micros bajan chicas que van para el primer Encuentro Internacional de Murgas de Mujeres y Mujeres Murguistas. Las caras conocidas no paran de encontrarse. Cada saludo es un abrazo y una convicción.

Nosotras teníamos que estar acá.

Dejan los bolsos en el hostel y salen. Las demás componentes de la murga ya llegaron y están en el Teatro de Verano. Caminan una cuadra y llegan a la rambla. Se amuchan y empiezan a correr agarradas del brazo por el frío. Llegan para el cierre de una jornada a pura murga de mujeres. Son las 11 y media y está por empezar Cero Bola.

El Ramón Collazo es un anfiteatro al aire libre rodeado de verde. No está lleno de gente como todos los años en el Concurso Oficial de Murgas pero hay más de 500pibas y adultas con las que Mandy comparte el mismo código sin importar de qué parte vienen. Todas están arengando a la murga que está por salir. 

Además de espectáculos, la grilla del Encuentro incluye talleres, foros y charlas. En el conversatorio de cierre participan murguistas con más de veinte años de experiencia en el rubro. Por los parlantes resuena una frase.

Teníamos que ganarnos el lugar por tener vulva. 

Una a una se oyen las historias de mujeres que toda la vida se esforzaron por estar a la par de los varones arriba del escenario. Los actos machistas no sólo le suceden a las pibas uruguayas. Hay argentinas, chilenas, colombianas. El punto en común siempre es una puerta que se cierra, una oportunidad que no llega. El Carnaval Oficial uruguayo vuelve a ser el mejor ejemplo. Las murgas de mujeres no tienen lugar en el concurso desde el 2012. Cero Bola obtuvo el puesto 13 ese año, pero se llevó un mal trago por parte del jurado.

- Cantan afinado pero corren con una clara desventaja con respecto al coro de murga. Como si a la paleta de un pintor le faltara un color.

Ese color es la voz del hombre. Cien años después del origen del carnaval, todavía la “sonoridad murguista” se define por el patriarcado que busca en la fisiología justificaciones para la desigualdad.

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Es 2006 y Mandy con 19 años se suma a la murga Tute Cabrero. Son sus primeros pasos en este arte. Al principio ayuda con la puesta en escena por su experiencia teatral. Al poco tiempo le permiten incorporarse al coro por la facilidad con que aprende las letras y sus ansias de cantar.

El guión escénico del espectáculo que toca ensayar hoy no lleva su nombre. En cada una de sus intervenciones Mandy está demarcada así: “NENA”.  Es la historia de tres integrantes que viajan a la estratósfera en una nave espacial imaginaria. Ellos sí tienen nombre propio en el libreto, uno es un tipo muy inteligente mientras que el otro es un observador que se dedica a tomar mate. 

- Eso que ven ahí es un meteoro.

- ¡Meteoro! ¡Me encanta Meteoro!¿Estaba el Principito ahí también?

La NENA es ingenua y hace comentarios superficiales. El traje de astronauta viene acompañado de un oso de peluche. Con dos trencitas y los cachetes rosados su personaje es lo más parecido a una bebota de Olmedo y Porcel. 

- Mandy, poné la voz más aniñada.

Después de una pasada completa el director le da al grupo un descanso.

- Che, tenés buen timing arriba del escenario para ser mujer.

Mandy es la más chica de la murga, sus compañeros la duplican en edad, y en ese entonces recibe estos comentarios como un halago. Su trayectoria recién está comenzando y aún no salió del closet feminista.

Doce años después, Mandy llega al ensayo del primer proyecto de murga canción al que fue convocada. Se saluda con los demás integrantes, no conoce a nadie salvo a la directora. Sus compañeros tienen alrededor de cincuenta años. La directora le pide que haga un solo. Uno de los compañeros la observa con atención, impactado por su voz, y se le arrima durante el break. 

- La verdad que por ser mujer cantás muy bien murga.

Existe una mirada tradicionalista de que la murga uruguaya está atada al vozarrón masculino. Sin embargo la voz femenina, siendo biológicamente diferente a la del varón le brinda diversidad al género. La inclusión, como en todos los ámbitos de la vida, implica ajustar la mirada.

Para Mandy este comentario hoy es inadmisible.

- Canto bien murga porque sé cantar, punto.

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Es una tarde de sábado fría en pleno junio. Mandy llega con unas cuantas luces a La Casa del Pueblo, una vieja casona en Haedo. Lleva un pañuelo verde en el puño izquierdo y uno rojo en el cuello, un abrigo y una remera blanca con una frase en letra cursiva: “Murguista y Feminista”.

Su amiga Teff está poniendo las bebidas en un barril con hielo en la cocina. Después de saludarla, Mandy sale al patio y empieza a colocar sus bombitas amarillas. Dos largas diagonales de serpentinas rojas y verdes cruzan los 240 metros cuadrados de parque. En la entrada hay un letrero escrito con tiza: “Tablado Femininja,21hs.Hay barra y buffet. Bono contribución: $50”.No va a ser sólo un tablado. El cronograma de la noche abre con la murga de mujeres estilo uruguayo La Guander Murga, después se presenta la cantante Chickyta Lopez y cierra la Katanga Orquesta, mujeres y disidencias con “cumbia de la buena”.

Mientras Mandy acomoda las mesas para la feria de emprendedoras llegan nuevas manos a colaborar. Una hora más tarde recibe a la murga. Va cayendo la noche y el olor a pernil de cerdo ahumado alcanza el patio. El buffet está a cargo de las integrantes de Como Chanche a La Batata, una murga paritaria de la que Mandy fue parte hace unos años y dirigió la puesta en escena de su último espectáculo. 

La Guander se arrima a los micrófonos para cantar. La directora da las notas con la guitarra mientras los y las presentes se arriman para escuchar, cerveza en mano. Al finalizar se prepara Chikita para salir. En el cuartito ahora abundan los bolsos e instrumentos latinoamericanos de la Orquesta que vendrá luego.

Luego de la última canción, se marcha la Orquesta al calor de los aplausos. Los y las artistas se marchan después de la última presentación, al calor de los aplausos. Al son de música libre de letras machistas la gente compra las últimas cervezas que quedan en la barra. A medida que se va yendo el público las organizadoras juntan los vasos y ordenan la cocina. Alas cinco el lugar está vacío, excepto por ellas dos, que terminan de limpiar a pesar del agotamiento. 

- Se terminó nuestro primer evento.

Mandy y Teff se abrazan con cara de satisfacción.

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- Me animé.

A través de sus lentes empañados por el barbijo, Mandy lee el mensaje de una amiga y entra al link que acompaña el texto. Es una cuenta de Instagram con denuncias anónimas a varones del ambiente carnavalero uruguayo. Son más de doscientas denuncias por acoso y abuso sexual. Sus grupos de whatsapp de mujeres murguistas explotan de mensajes. Algunas no lo pueden creer. Otras aseguran que era un secreto a voces. Ya en noviembre del año pasado un grupo de murguistas feministas habían repartido panfletos durante el Encuentro de Murga Joven.

- ALERTA. ESTE NO ES UN LUGAR SEGURO. Este espacio también está habitado por ACOSADORES, ABUSADORES, VIOLADORES y CÓMPLICES.

Ningún portal levantó la noticia.

Esta vez las publicaciones tienen nombre y apellido. Señalan a directores, técnicos y cantantes, algunos muy reconocidos en Uruguay. La mayoría de las denuncias son del Carnaval de las Promesas, una actividad social donde todos los años participan alrededor de 1500 menores de cinco a dieciséis años. El escándalo llega a la Fiscalía y a todos los medios. La noticia en plena pandemia se transforma en el puntapié para que Mandy, Teff y otras murguistas den el paso que falta. Juntas cranean una reunión entre mujeres del ambiente para pensar medidas de acción urgentes.

Con el objetivo común de consolidar una red de mujeres y disidencias de murgas de estilo uruguayo en Argentina, veintiséis representantes de diferentes murgas se reúnen virtualmente semanas después. Pertenecen a algunas de las 179 murgas que hay en el país. Acá, a diferencia de la República Oriental, hay mujeres en casi todas las murgas, pero también existe la violencia de género. 

Una tras otra las participantes del encuentro toman la palabra y exponen situaciones de machismo que están atravesando al interior de sus conjuntos. Hablan de redes, de protocolos, de exteriorizar, de verbalizar, de marchar juntas. Todas coinciden en la importancia de organizarse y de repartir responsabilidades, y cierran con una conclusión: 

- No debemos maternar la deconstrucción de los varones, eso es algo que tiene que surgir de ellos.