A TUS PIES


Por Daniela Ganin //


Un pie es una estructura compleja de 26 huesos, 33 articulaciones y cientos de músculos y terminaciones nerviosas que no sólo funciona como bisagra para mantenernos parados sino que, además, tiene una conexión directa con los centros del placer del cerebro. Karen lo sabe. Elige el esmalte, arrima el banco al pie de su escritorio y desliza cuidadosamente el pincel por cada una de sus uñas. El carmín es el tono más pedido en sus mensajes directos de Instagram.

Les saca fotos a media luz, bajo la mezcla perfecta entre sombra y claridad que aporta la tira de led roja que colocó en el marco de su armario. La escena que monta Karen para sus clientes incluye un catsuit (que compró hace tres años y nunca se animó a usar con sus parejas) y música tranquila, pero suave, para no despertar a sus papás. Ni el cuerpo ni el sonido salen en la toma, pero ella los necesita para entrar en el personaje de Lena, como sus clientes la conocen.

Muchas personas pagan por ver fotos y videos de pies, y hasta por ir a convenciones donde poder refregar la cara contra pies de diferentes personas. El footfetish o podofilia está dentro de los fetiches más comunes y más estudiados.

Arola Poch es una psicóloga y sexóloga española que llevó adelante la investigación más grande del mundo sobre el tema. Asegura que los hombres son los más atraídos por los pies y que la mayoría de ellos adoran los pies femeninos, como su propio marido, aunque 3 de cada 10 prefieren los masculinos. 

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— Amiga, ¿Viste mi última historia? Un tipo me ofreció dólares por pasarle más, cuenta Karen en un audio de Whatsapp.

Está sentada en una manta playera disfrutando del sol de otoño de Mar del Plata con su mamá. Mira el mar vacío a través de la cámara. Los protagonistas de la fotografía que comparte en sus redes sociales, son sus pies.

Al otro lado del mundo, en Málaga, la primavera libera a los pies de medias y zapatos cerrados. Las uñas arregladas comienzan a asomarse por las sandalias bajas que responden a la tendencia 2019. El Estudio Ghalia se prepara para recibir a más de 100 podófilos mayores de 18 años de todo el mundo ¿El motivo de la reunión? Disfrutar de esa extremidad que tanto los une.

Hace 5 años que la Asociación SpanishFootFetish organiza en la Costa del Sol el evento más grande de España dedicado a la promoción y visibilidad de esta parafilia. Son más de 12 horas de fiesta alrededor de jacuzzis, piletas, sol y juegos grupales. Adentro del chalet, los sillones – en su mayoría con mujeres recostadas encima – son los protagonistas. Masajes, y lamidas de dedos que en muchos casos terminan con hombres en el piso y mujeres caminando y hasta saltando encima de ellos, se entremezclan con otras personas que solo charlan o toman una copa.

La podofilia es el fetiche más común entre los millenials. Y bien se dice que sobre gustos no hay nada escrito, pero no es el caso. Hace años que desde diferentes disciplinas tratan de explicar este gusto erótico disruptivo que muchos definen como  un parcialismo, porque la fijación erótica es sobre una parte particular del cuerpo.

Samuel Lee Jackson intenta explicarle esto a John Travolta en una escena memorable de Pulp Fiction:

—Se comenta por ahí que la culpa de todo la tuvo la mujer de Marcelus.

—¿Qué hizo… follársela?

— No, no, no, nada tan grave. Le hizo un masaje en los pies. No se hacen masajes a la mujer del jefe.

—Un masaje en los pies no es nada, yo le masajeo los pies a mi madre.

— No. Es tocar a la nueva esposa de Marcelus de una forma familiar, es tan grave como… ¿es tan grave como comerle el coño? No, pero es el mismo jodido juego.

—Oh, oh, espera un poco, comerle el coño a una zorra o masajearle los pies no es la misma jodida cosa.

— No lo es, pero es el mismo juego ¿Has hecho muchos masajes en los pies?

—A mí no me hables de masajes en los pies, soy el maestro de los masajes en los pies.

— ¿Has hecho muchos?

—Joder sí…y perfeccioné tanto mi técnica que apenas hago cosquillas.

— ¿Te importaría masajear los pies a un hombre?

—… ¡Vete al cuerno!

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—¿Lena tenés algún calzado viejo, o medias usadas que me puedas vender?

La afición erótica por los zapatos es una derivación de la podofilia. De la misma manera en que no hay un pie “perfecto”, no hay un tipo de zapato predilecto para quienes tienen este tipo de fetiche conocido como retifismo: tacos, zapatillas, botas o sandalias, todo sirve. La fijación sobre el objeto hueco donde se introduce el pie abre a las claras el espacio para la analogía con los genitales femeninos.

Ya en 1697 Charles Perrault, el escritor francés de cuentos clásicos infantiles, incluía el zapato de cristal al cuento de Cenicienta. Una historia mítica que había nacido 800 años antes sin ningún indicio de hadas mágicas ni fijación podofílica.

En el relato del escritor francés, Henry es el único heredero al trono. Su padre, el rey, organiza una tertulia en su honor para encontrar a su próxima nuera, y futura princesa. Las mujeres de todo el reino han sido invitadas y con grandes vestidos y peinados intentan llamar la atención del príncipe, pero solo una joven rubia con zapatillas de cristal lo encandila. 

Son las doce de la noche, suenan las campanas. Ella corre por las escaleras y huye. Después de la medianoche todo el glamour se desvanece junto con el hechizo del hada madrina. Pero el zapato no. Perrault se permitió una licencia literaria para mantener en el relato esa zapatilla que desde el otro lado del papel y la imaginación también lo había maravillado a él.

Desde ese momento el príncipe empieza una búsqueda incansable por encontrar a su amada desconocida: la mujer con el pie más pequeño de todo el reino. La hazaña tuvo una modalidad bastante particular, él no pretendía encontrar a quien tuviera en sus manos el otro zapato, quería introducir él mismo el pie que encajara en esa zapatilla de cristal. No le interesaba su carisma, ni su personalidad. Su fijación era ese pie pequeño, síntoma de belleza y virginidad.


— Por ahora no. Solo las fotos y videos personalizados.

Vender sus zapatillas es un paso que Karen por ahora no quiere dar. Lena, en el lugar de la cenicienta, hubiera vuelto a esa escalera a rescatar su zapato.


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Salma Hayek, descalza y envuelta en una serpiente pitón de 3 metros y medio, se pasea sensual sobre la barra del bar mexicano TittyTwister. Personifica a la bailarina exótica Satánico Pandemonium en Del crepúsculo al amanecer. Su baile se detiene frente a Richard Gecko (Quentin Tarantino). Derrama tequila en su rodilla. El alcohol baja por su pierna hasta cubrirle el tobillo y el pie, que luego introduce en la boca del conocido cineasta. Él, desde su silla, alzando la vista, la observa maravillado mientras bebe y le lame los dedos.

La adoración de Tarantino por los pies es de público conocimiento en el mundo del cine. Todas sus creaciones incluyen planos muy estéticos, para algunos quizás sugestivos, y para otros absurdos, de esta extremidad. Desde Kill Bill, hasta Once Upon a Time in Hollywood, en donde la actriz Margaret Qualley sube sus pies desnudos en el tablero del auto conducido por Brad Pitt. Después de la película, Margaret confesó en una entrevista que cuando el famoso director propuso la escena sintió que sus pies no eran estéticos. Había llevado medias puntas mucho tiempo yno eran presentables para la cámara. Tarantino y Brad Pitt tuvieron que convencerla de que los pies estaban bien y la escena fue un éxito.  

Lo cierto es que no tenía de qué preocuparse porque las encuestas confirman que en la variedad está el gusto, incluso por los pies sudados y con olor. Según Arola Poch, el pie perfecto para los fetichistas puede ser suave, limpio, arqueado o pequeño  para la mayoría; pero también, con olor, sudado, con dedos largos, con uñas pintadas, con anillos y tobilleras o tatuados, para los disruptivos.

Por eso, en el negocio de las fotos de pies, la clave está en la personalización.

¿Podés escribirte mi nombre en un pie?

¿Podés pisar un almohadón con tacos gastados?

¿Puede ser un video cortándote las uñas?

¿Te puedo pedir que tires agua sobre el pie?

Con los años Karen aprendió que siempre es bueno tener una amplitud de contenido disponible para enviar en el momento –fotos variadas donde se vean sus uñas pintadas de diferentes colores, con zapatos, medias de red, pantimedias, ojotas– pero lo que “más sale” son los packs que responden a pedidos específicos. Con algunos clientes creó un vínculo y el trato es otro. Ella ya sabe lo que quieren, los conoce, así como el mozo del bar donde todos los miércoles te tomás una café, que al verte te pregunta “¿Lo de siempre?”.