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Mostrando entradas de 2018

Entre shawarma y falafel

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De la comunidad Siria tenemos más dudas que certezas. Sin embargo, es la tercera más numerosa de Argentina. La historia de Ahmad y su familia es solo una entre tantas formas de sobrevivir en el exilio. Por Agostina Bertolo   Un pequeño local a la calle ilumina la vereda durante las noches y unas pocas mesitas de plástico, tres para ser exactos, son el espacio disponible para disfrutar comida recién hecha. Aunque la mayoría de los clientes la compran para llevar. El negocio está ubicado en Ramos Mejía, en una zona bastante céntrica. No hay puertas, sino una gran arcada que da a la calle. Dos heladeras, una tradicional, de esas vidriadas con bebidas y otra que funciona como mostrador, repleta de bollos de comida con un aspecto extraño. No hacen ni milanesas, ni empanadas, tampoco papas fritas. Hacen comida árabe. Quepe crudo, frito y al horno, falafel, fatay, baklava y el más conocido shawarma son algunos de los platos que uno puede degustar en este pequeño local de comida

Soy Luna

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Infancias libres, niñez trans Por Tatiana Fernández Santos Luna entró radiante al bar. Su pelo estaba corto hasta la nuca y las ondas castañas le caían al costado de las orejas. La sonrisa no se le borró en toda la noche. Ella es de Río Negro, pero había viajado con su familia a Buenos Aires porque era la fiesta de recibida de su tío Juan y era la primera vez que, tras tanto desearlo, la dejaban salir con vestido. Llegó con su mamá, su papá y Juli, su hermana de 2 años, que tenía un vestidito amarillo pastel y otro vestido de disfraz encima a pedido de Luna. A Luna le habían puesto un pantalón de vestir oscuro que le hacía juego con una camisa a rayas verticales celestes y blancas. Cuando estaban por salir del hotel, Fabián, su papá, le dijo: — ¡Qué lindo que estás Fede, vestido como papito! En ese momento, Luna se quebró de angustia y rompió en llantos. — Estoy feo, papá, feo . Juli está linda y yo estoy feo ; ¡feo! El nudo en la garganta

Acá no se viene a morir

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Todas las historias de la Casa del Teatro, el   albergue de artistas retirados,   están cubiertas por un dejo de tristeza, de pesimismo, de abandono. Pero la Casa habla y cuenta otra versión. Por Carolina Cardillo Hablar de mí no es fácil. Un telón de tabúes me rodea - que terminar acá es lo peor que te puede pasar, que estoy sumida en la decadencia, que entre mis paredes sólo merodea tristeza-.  Para correrlo, hay que estar dispuesto a escucharme y dejar de lado los prejuicios. No es fácil ser un albergue de artistas retirados. No es fácil ser la Casa del Teatro. Cualquier transeúnte distraído puede pasar por la puerta y ni siquiera saber que estoy ahí. Los más viejos, los que veían la tele en blanco y negro, los que gustaban del tango en los ‘60, hasta podrían fascinarse si pisan mi vereda. Los pájaros no pueden evitarme: no saben quién soy y nunca lo sabrán, pero de sus memorias voladoras no se borra la pirámide incaica que resalta en un cielo de terrazas,  que es

La pastora abortera

Gabriela Guerreros es feminista,   marxista, lesbiana y pentecostal. Esta es la historia de la mujer que, fundamentada en un cristianismo de liberación, supo enfrentarse a los sectores religiosos más conservadores del país. Por Karen Quevedo “Declaramos desconocer a esta persona, la cual no sólo no pertenece a nuestra Federación, sino que a su vez tampoco se encuentra afiliada a la misma. La señora Guerreros carece de autoridad para subrogar la representatividad del pueblo pentecostal” Sentenció la (FECEP) Federación Evangélica Pentecostal el 18 de abril de 2018, luego de que una mujer con el cuello clerical y un pañuelo verde atado a la muñeca se pronunciara a favor de la legalización del aborto, el día anterior en el Congreso de la Nación Argentina, frente a la mirada de todos. Gabriela Guerreros fue bautizada por los sectores más conservadores del evangelismo   como la “pastora abortera”. Claro, lo de ellos era peyorativo, no tenía intención alguna de ser un halago o d