METAMORFOSIS PERMORMÁTICA



Por Nicolás Crestelo //


Algunos sueñan con ser futbolista, otros médicos. Con constancia, muchos lo logran. Pero Leo necesitó mas que eso. Transformó su cuerpo sin importar el dolor, e invirtió en cirugías para ser el clon de Michael Jackson.


Leonardo se desliza como una gacela por el local, pese al estrecho espacio detrás del mostrador. Esquiva paquetes de fideos y polenta para entregar en mano el pedido. Y así será hasta tarde, en la despensa donde ayuda a su madre. La clienta abona justo y se retira sin despedirse. Apurada, no adviere que la atendió el clon de Michael Jackson.

Leo Blanco empezó por su oreja. Le disgustaba cómo lucía por un accidente sufrido de pequeño. Luego, nariz y pómulos. Colocó implantes en el mentón para tenerlo como siempre imaginó. Sumó dos liposucciones en el abdomen. Se hizo un tratamiento con hidroxiapatita de calcio que remarca las terminaciones de su rostro. Y se tatuó las cejas con la intención de tener un perfilado permanente. Como cuando uno arma un personaje en un juego, adaptó su cuerpo a su gusto.

En la habitación de Leo hay un espejo rectangular y ancho. Está enmarcado por una madera blanca que tiene 12 lámparas, como en los camarines de las estrellas. Algunas de ellas están apagadas. Se pueden ver fotografías de Michael Jackson y hasta dibujos a lápiz que le hicieron fans.

—Ya vuelvo, voy a traer las cabezas.

Leonardo abre el ropero de su habitación y las saca. Son tres. Tienen el tamaño de su cabeza y están hechas de un yeso verde grisáceo. Tiene una textura suave y delicada, como el algodón. Muestran las modificaciones de su rostro. Se destaca la nariz, que pasó cinco veces por el quirófano.

—Me enamoré de lo que me inspira Michael Jackson. Fue muy fuerte, como una explosión de arte en mí. Ya no existe Leo sin Michael Jackson. Creo que mi manera de expresarme artísticamente era imitándolo. Mi meta es que en verdad lo crean, aunque sea por unos minutos.

Pudo haber sido Mick Jagger, John Lennon, o Sandro. Pero el 25 de junio del 2009, Leonardo, a sus 13 años, se encerró en la pieza de sus padres para llorar por la muerte de Michael Jackson y revivir sus clips audiovisuales a través de MTV y VH1. Le gustaba su música, pero con la muerte también notó que amaba su carrera y el legado. Ya hacía años que no se presentaba en escenarios ni sacaba nada nuevo.

Las producciones discográficas de Michael Jackson han superado las 300 millones de copias, como si cada norteamericano hubiera comprado una. A su vez, Thriller es el álbum más vendido con 65 millones de discos en todo el mundo. Durante su exitosa carrera, se convirtió en el único artista en llevar 13 canciones al puesto número uno del Billboard Hot 100.

—Nos parecemos. Es el único artista con el que conecté. Algo de lo que vibra su música, historia o personaje, vibra parecido conmigo. Pasé de escucharlo, a amarlo.

“Antes de juzgarme, ¿Has visto mi infancia?” dice Jackson en el videoclip de Childhood mientras niños se sumergen por el cielo con barcos. Esta canción despertó un vínculo estrecho entre Leo y su ídolo. Quizás por el trato que recibían de su entorno. La muerte de su ídolo ayudó a tomar la decisión. Iba a imitar su físico y perpetuar sus movimientos.

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Leo ingresa en la oscuridad absoluta dentro de una cápsula militar envuelto por el humo. Está rodeado de bailarines que parecen soldados. Emerge con una armadura entre destellos de colores y comienza el espectáculo. Suenan una tras otra las canciones de Michael Jackson. Todo el grupo se acopla con sus bailes más icónicos. También los reformula otorgándoles frescura  y altera sus presentaciones para acercarse al público que le responde con gritos y aplausos.

—Mis shows son una expresión artística en la que me permito ser otra persona. Siempre soy Leo, pero cuando estoy arriba de un escenario soy Michael, porque me pongo su vestuario y bailo su música.

Patadas que alcanzan 1,50 metros de altura. Giros sobre su mismo eje y hasta saltos que repite una y otra vez. Leo contagia energía arriba del escenario y cada movimiento se continúa con el siguiente al ritmo de la música. No muestra cansancio en ese frenesí kinético, pero lo siente. También es el productor del espectáculo y se encarga de la escenografía. El orden y el detalle es su firma.

Chaquetas rojas, blancas y amarillas. Otras, oscuras con un estilo militar y forradas con luces leds para brillar como luciérnagas. Allí empieza su trabajo, porque Leo confecciona las prendas que usa todo el equipo en base a lo que aprendió en la adolescencia. Entre los 16 y los 18 años trabajó junto a una diseñadora de moda. Esa etapa lo privó de salidas y hasta del clásico viaje a Bariloche. Se acostaba temprano para trabajar al otro día.

—No me veo encerrado 8 horas todos los días para tener 15 de vacaciones. Quiero vivir, conocer todo el mundo y tener experiencias. Yo luché y en otros países me trataron como una estrella. Pero siento que acá todavía no llegó el éxito.

Leonardo lleva invertido unos U$S 30.000 en su cuerpo para emular a la estrella del pop Michael Jackson. Con lo que gastó en su cara podría haberse comprado un dos ambientes en el conurbano. Cuando esa información llegó a la prensa nacional, lo ayudó a que sea nombrado en 80 países. Sus seguidores crecieron exponencialmente y con eso su popularidad. Los programas se disputan su presencia.

—La cirugía es magia para cumplir sueños. Muchos invierten U$S70.000 en una propiedad para que les deje $12.000 por mes. A mí me deja mucho más. Creo que el cuerpo es una herramienta, y yo lo uso para esto. Siento dolor, pero más que nada satisfacción.

Leo no quiso repetir nunca más lo que le pasó en su primera cirugía en la oreja izquierda. Por una mala praxis, a los días su oreja volvió a estar doblada para adentro. En el segundo intento tenía 15 años y lo operaron gratis y con anestesia local mientras sentía cómo le pasaban la aguja. A partir de ese momento, siempre se operó con gente de confianza. Busca videos e información en la web sobre anatomía para conocer mejor el cuerpo, los riesgos y posibles resultados.

-Lloré como loco. Uno piensa que por esa experiencia no lo volvería a hacer. Pero después vinieron el resto de las intervenciones, porque siempre voy a querer parecerme más.

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Leo tiene la piel blanca, pero la aclara aún más con maquillaje. Cuando usa las brochas, su rostro se trasforma en un lienzo. Contrasta con los ojos que sobresalen por el delineador oscuro que usa desde la secundaria. Podría ser un personaje salido de una película de Tim Burton: extraño y excéntrico.

—Nunca pude encajar. En el colegio me veían como un bicho raro por mis gustos. Era diferente al resto y cuando uno pasa cierto tiempo de la adolescencia admirando a un artista, toma determinados gustos estéticos. Tuve que fingir porque no me gusta llamar la atención.

El pelo es oscuro como una sombra y lo lleva atado por una colita. Los costados de la cabeza están rapados. Se viste fuera de época. Mocasines que dejan ver medias blancas, pantalón negro y camisa multicolor que transporta a los años ochenta. Al arremangarse deja ver un tatuaje. Es un retrato del Rey del pop sobre el antebrazo. Irradia Black Orchid, perfume que usaba su ídolo. Transmite un olor a chocolate espeso y ronda los $15.000, pero él lo compra en Miami. Leo huele a Michael.

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—Es impulsivo como un chico, por eso lo cuido. Cree que toda la gente es buena, y no se da cuenta de la intención que tienen, porque quieren lastimarlo o aprovecharse—dice Paula, su fotógrafa personal, en tono maternal.

Paula lo acompaña desde sus comienzos en las producciones y en las presentaciones en boliches, así como espectáculos multitudinarios, casi todos los meses. Lo ayuda también con el vestuario y en los detalles para que todo salga como Leo quiere. Vive en primera persona las transformaciones y cambios.

—Es normal verlo como Michael o Leo. Tanto el antes como el después. Todo lo que fue consiguiendo y haciendo lo fui viviendo al mismo tiempo. Si yo fuera él, también me operaría.

Leo usó pelucas negras hasta que dejó crecer el pelo para tenerlo como su ídolo. Paula lo conoció con anterioridad. Mucho antes de los 75.000 seguidores y la cuenta verificada. Y desde ese momento lo siguió en cada uno de sus proyectos. Se cruzaron en eventos realizados por admiradores de Michael Jackson cuando ninguno de los dos llegaba a los 20 años. El fanatismo en común y las coincidencias en el ámbito profesional consolidaron el vínculo.

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El k-pop se originó en 1992 y es un género musical que reúne distintos estilos populares de Corea del Sur. Los artistas lucen cortes con colores llamativos, piel blanca e impoluta, y detalles en el rostro que rozan la obsesión. Un reality de ese país invitó a Leo con vuelo, estadía y cirugía gratis. Pero la propuesta no prosperó porque no quiere operarse la mandíbula como las estrellas coreanas, en forma de V. Leo la desea rectangular, como la de Michael.

Lejos de Asia, Leo consiguió una oportunidad única. La presentación en el programa de Barbara D´Urso lo sacudió todo. Es como una Susana Giménez, pero de Italia. Viaje en avión en primera clase a Milán. Limusina y chofer esperándolo. Hotel de cinco estrellas a su disposición. Los periodistas lo persiguieron con cámaras, y fans también. El estudio estaba lleno de pantallas gigantes que le permitían verse a sí mismo. No conocía el idioma, pero por un pequeño auricular le tradujeron lo necesario. Habla mejor con los pies y por eso el piso se convirtió en un escenario.

La productora inglesa Barcroft también se interesó en la vida de Leo. “Pongo mi cuerpo, alma y dinero para ser el mejor imitador de Michael Jackson del mundo”, dice en el documental que presentó en 2019. El canal inglés es uno de los más populares del mundo en YouTube. A pesar de que allí muestra su casa y entorno íntimo, muchas personas han usado el material audiovisual para burlarse y agredirlo por las redes sociales.

La segunda parte del documental de Leo está próximo a estrenarse. Abordará su vida profesional y reproducirá fragmentos del espectáculo que protagonizó frente a miles de personas en el escenario de Netflix, durante la ComicCon 2019. A futuro, Leo piensa conducir un programa, como los que televisa MTV. Pero, por ahora, seguirá bailando en los escenarios como el clon de Michael Jackson, mientras ayuda a su madre en el almacén de Ramos Mejía.