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Mostrando entradas de octubre, 2022

ORGULLO VALLECANO

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  Por Francisco Galante // Pinchos de cerdo, una, dos, tres cañas de cerveza, bombos, banderas, bengalas y una frase que se repite con ritmo de cancha. —El día que yo muera, quiero ver mi cajón, pintado franjirrojo como mi corazón. La gente hace la previa a pocas cuadras de la cancha del Rayo Vallecano esperando el partido contra el Valencia por la quinta fecha de la liga española. Es la una de la tarde en un distrito de Madrid con olor a hachís. El sol te obliga a esconderte en un barrio igual de caliente. —Todos los fachas fuera de mi barrio- es como un himno “rayista” de la comunidad de Vallecas. Según sus habitantes, la más grande de toda Europa. Dos estaciones de tren separan el barrio Entrevías y la Puerta del Sol. Dos estaciones separan al centro del Madrid de un barrio altamente politizado de izquierda, antifascista y comprometido con las luchas sociales. Puente de Vallecas es uno de los 21 distritos de la ciudad de Madrid. Se fundó el 22 de diciembre de 1950 cuando s

LO QUE EL CENSO NOS DEJÓ

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  Por Patricia González // — Muchas gracias por su tiempo. Busco a los vecinos de la casa de atrás ¿Podría avisarles?  Son las 9 de la mañana del 18 de mayo de 2022. El día de Camila recién empieza. Tiene 24 años y 9 horas de trabajo por delante. Va a cobrar $6.500, pero no sabe cuándo. — No. Estamos peleados. No me hablo hace mucho. Todos están abrigados. Camila lleva puesta encima una pechera blanca y una bolsa de friselina. En sus manos, una pila de formularios y un lápiz negro. Le quedan 33 hogares por recorrer. —El único timbre es el suyo y no tengo forma de avisarle. Se queda callada. No hay ningún gesto tras su barbijo blanco. —Lo siento señorita, pero no voy a llamarlos. ¡Adiós! —Señor, por favor. Yo entiendo su situación, pero solo necesito que los llame. —Señorita no es con usted el problema. Entienda que me hizo algo muy feo y hace mucho tiempo que no nos hablamos. Camila no va a convencerlo. Solo tiene la dirección, el número de distrito y de fracción. No puede perder mucho

El santo de los descartados

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Por Facundo Caiafa // Lo esperan. Desde las calles del oeste hasta los palacios del viejo continente. Desde la aristocracia hasta la gente sin esa “gracia”. Recostado en una camilla frígida de la clínica San Camilo, conectado a un tubo que se incrusta en la tráquea. Su garganta trata de recoger todo el aire que puede. Un motor diminuto es el encargado de remplazar a sus pulmones, siempre y cuando, la red eléctrica funcione. El virus intrahospitalario recorre la habitación, en búsqueda de su próxima víctima. Entre negligencia y abandono, se enriquece ese bicho que se esconde en esa cama. La habitación es el mausoleo de Cronos. En el silencio y la ausencia el único sonido que irrumpe en escena es el que se filtra entre los pliegues del fuelle. Tic, tac, tic, tac. No puede haber falla porque el director del organismo es caprichoso y para bombear le gusta seguir un mismo bit. El tiempo se detiene para los habitantes de las villas, que no quieren perderlo. En los últimos cinco meses, su cue