Con barrotes, sin barreras

Un equipo de internos del Penal de Devoto adapta libros para personas ciegas. Cómo se relacionan computadoras parlantes y bastones blancos con el centro universitario que funciona puertas adentro de la prisión. por Matías Villalba Los enormes muros que separan Bermúdez al 2600 del interior de la cárcel recuerdan a los de un castillo medieval. Del lado de afuera, bolsas de almacén repletas de comida y elementos de higiene aguardan en manos que tiemblan por la baja temperatura. El sol ya salió hace casi dos horas, pero el frío viene ganando la batalla de esta mañana. Dos elementos son necesarios luego de ingresar al pequeño hall que separa la entrada del resto del Complejo Penitenciario Devoto, DNI y obediencia a la autoridad. El reducido grupo de custodios con cara de bulldog se encarga de copiar los datos personales de los ingresantes. Los bulldogs también revisan el interior de bolsas y mochilas sin tocarlas: usan uno de esos tecnológicos escáneres que sólo habi...