GAMERS: UN ALIAS, UNA MUJER

Por Florencia Calviño // La acorralan. La rodean. Queda sólo ella contra dos jugadores. Le arrojan cosas para paralizarla. No puede avanzar más. Son las seis de la tarde de un sábado en cuarentena y Suga comienza a transmitir en vivo. Rompe el silencio para saludar a la audiencia. Las luces de neón eclipsan la habitación. Ella tiene el comando del juego. Lleva un buzo color rosa y unos auriculares blancos que sobresalen sobre su pelo, que se divide entre oscuro y rubio-ceniza. En los vidrios de sus anteojos aviadores se refleja la pantalla de la PC. Inicia la partida. A los 30 segundos, ingresan dos oponentes aleatorios. Suga comienza a hablar a través del chat de voz. Pasarán solo dos minutos antes de que uno de los jugadores le pregunte si tiene novio. Comienza el juego. —Ey, ¿te gustan los chilenos? Identificaron su acento argentino. Suga lo mutea. Su personaje avanza en el combate. Se escuchan pasos detrás. La persiguen. Corre. Toma el control de su personaje...