La muerte le sienta bien
Por Micaela Robles En promedio, una persona atraviesa de cuatro a seis veces en toda su vida la muerte de algún familiar directo; pero Daniel Dauria lo comparte de cinco a diez veces por día. Para él, es normal; toda su familia está involucrada en el negocio. Es invierno. El reloj marca las 12 del mediodía en la Casa Dauria, ubicada en el corazón de San Justo, al oeste del Conurbano Bonaerense. El abundante movimiento indica que es temporada alta. Un grupo de personas se reúnen en la entrada. La sala está ambientada para la ocasión: con sillones largos de - frío- cuero marrón, las luces blancas reflejadas en los oscuros pisos de mármol, chimeneas, cuatro o cinco ventanas altas de madera, y alguna imagen de Jesús en una esquina. Poco a poco, ingresan todos hasta colmar la habitación. Se oyen los murmullos silenciosos de tres o cuatro personas en el centro. Una señora de traje azul y camisa blanca trae varias tazas de café y un par de sandwiches de miga apilados ...