El Colón de Tapiales


por Mara Fernández

Jazmíncelebra con gracia su fouetté con una entrega absoluta. El tutú rosa y las zapatillas son su pasión. La enfermedad autoinmune no le impide bailar. Se siente más viva que nunca, en cada movimiento luce como si se preparara para volar en un giro impredecible. Sueña con ser bailarina del Teatro Colón. 
—Abril solamente florece cuando viene a danza. Su madre, Gladys, no oculta su orgullo al verla bailar.  
Cada lunes y viernes ella toma sus clases en Edash Cultura, una elegante institución en la calle Tuyutí 1346 en Tapiales. Ubicada en una esquina estratégica del barrio con mucha circulación de gente, colegios alrededor, una plaza con una feria y una iglesia. 

***

Entrar al Colón no es fácil por tres motivos: se requiere preparación emocional, una aptitud física particular y, fundamentalmente, dinero. Si bien la preparación emocional puede lograrse con años de dedicación, la aptitud física es una cuestión principalmente genética. Una bailarina profesional debe medir entre 1,57 y 1,73, ser delgada, ágil, tener una relación miembro-torso perfecto, un cuello largo, una cabeza pequeña y pies arqueados con una buena punta.
El ballet como expresión cultural nació en Francia cuando se crea la Académie Rayale da Danse, considerada oficialmente profesional. Esta expresión artística siempre fue símbolo de status, pertenecer a la élite del ballet significa estar asociado  a grandes teatros, prestigiosas compañías y aun público que entiende.
En Argentina, el Teatro Colón es un icono por excelencia de este arte. La sala del Instituto Superior de Arte del Teatro Colón (ISATC) fue testigo, en 1983, de los primeros pasos de Sergio Hochbaum. No era un niño. Tenía 24 años y una calidad técnica que lo hacía levitar con extraordinaria armonía. Su maestra Aida Amicón lo aceptó de inmediato. Había practicado 4 años artes marcialesy su profesor lo animó a dedicarse a la danza.
- Para pagar las clases vendía curitas con unos amigos en la calle, era la manera que tenía de evocarme cien porciento a la danza y llegar a ser un profesional. 
Sergio fue bailarín principal de “Don Quijote”, participó de giras a Portugal con el “Festival de Cintas” y del Festival de Santander en España. En 2011 fundó Edash Cultura, su propia escuela, con un objetivo claro: formar el primer “Ballet Clásico y Contemporáneo del Oeste” y llevar obras de ballet a diferentes ambientes culturales por todo el país representando al Municipio de la Matanza.

***

Son las ocho y media de la noche, por una escalera ancha suben y bajan alumnos. Cada escalón tiene una palabra positiva. Sergio vela por cada detalle. Edash tiene una gran presencia estética en el barrio, al ingresar se percibe una increíble suavidad y “aroma a ballet”. En cada rincón, los tonos dorados y pastel transmiten la delicadeza del Colón.
En los detalles y el arte de las paredes optamos por el bordó, porque creemos que hace referencia al Teatro.
Sergio cierra las ventanas con dos golpes secos y contundentes. Lo hará una y otra vez a lo largo del día, es su obsesión, casi como si quisiera resguardar cada detalle perfecto de su Colón de Tapiales.
Hay cuatro salones. Un salón de arte que se usa también para conferencias de los profesores - ahí se hace dibujo, pintura, lenguaje musical y violín-, dos más pequeños que sólo cuentan con un equipo de música y uno más grande reservado para Estela, una ex pianista del Colón de 80 años, que acompaña con su piano las clases de Sergio. 
Los salones tienen una cámara de aire hecha especialmente para que los pies no se lastimen, es un piso de parqué pero que tiene una amortiguación especial.
Gran parte de la inversión que Sergio hizo en la escuela está en ese piso. 
Suena el timbre de Edash, la mamá de Sofía se acerca para avisar que la nena no va a bailar en la muestra de fin de año en el Teatro Nacional. No tiene traje ni puntas. 
Vamos a hacer lo posible para que Sofía pueda bailar ese día.
Las puntas son zapatillas especiales que las bailarinas usan cuando tienen la fuerza en los músculos del pie y la pantorrilla, su valor ronda los 3000 pesos. En la recepción de Edash hay un canasto grande donde están las zapatillas que las alumnas ya no usan, para las alumnas que la necesitan. 

                                                                                   ***

Es viernes y esculturas en movimiento están por entrar en acción. Noemí es profesora de danza clásica y  española. Tiene unos rizos marrones que caen sobre sus hombros y movimientos que hacen honor a una bailarina, coqueta, delicada y menudita.
En el piso alumnas erguidas, cuidan las líneas y los ángulos que forman sus brazos respecto a su cabeza y su espalda, como si en todo momento estuvieran en un escenario mientras se sostienen en la barra horizontal de madera sujeta a la pared para comenzar el precalentamiento. 
Si van a dedicarse profesionalmente, el Colón ponen muchas condiciones con el peso. Tienen que ser delgadas y estéticas. 
Son condiciones que acompañan esta disciplina. El ballet requiere rotación de caderas, flexibilidad en espalda y piernas, y sobre todo, buenos abductores. El examen de danza dura tres días a lo largo de los cuales se van eliminando aspirantes. Muchas chicas rinden más de una vez para poder entrar. El ingreso es exigente y competitivo. Por lo general, no quedan más de 20.
Para entrar en Edash no existen filtros, ni físicos, ni económicos.
Sergio conoce en profundidad elcaso de cada uno de sus 300 alumnas. Una de ellas tiene una beca completa porque no puede pagar la cuota, que va de los 900 a los 1400 pesos.
Si una alumna deja de asistir, hacemos un seguimiento y personalmente me encargo de llamar y preguntar cuál es el motivo.
Lo importante es que no abandonen las clases. Durante todo el año se dan clases regulares siguiendo el protocolo del Teatro Colón. A fin de año se monta una coreografía que hasta 2017 se realizaba en el Teatro Metropolitan. La última muestra se hizo en el Teatro Nacional, que tiene más capacidad. Participan artistas reconocidos como Gabo Usandivaras y Facundo Mazzei y el cierre está a cargo de bailarines del Colón.  
Los tobillos unidos y los brazos extendidos como si abrazaran el aire. Las pequeñas bailarinas se preparan para la próxima gala con las posturas básicas del ballet. Piernas abiertas y brazos estirados hacia los lados dejándose llevar por la música. Sus trajes rosa se reflejan en el espejo, un pie cruzado frente al otro con ambos brazos elevados como si el cuerpo imitara una copa de champaña.