La técnica del desarrollo

por Valeria Saita 
Es común escuchar hoy en día que “la juventud está perdida”. Pero, ¿está perdida? Se pueden encontrar ejemplos que afirmen la hipótesis, pero también historias que tiren la suposición por la borda. A su vez cabe preguntarse de qué forma pueden “encaminarse” los jóvenes. ¿Necesitan ayuda? Quizás lo que necesitan son oportunidades. Al menos así lo definió Jason: “Una cadena de oportunidades”, al hablar del proceso educativo que lo llevó a él y a Nuria a diseñar un proyecto informático durante la secundaria que compitió en Estados Unidos, logró el cuarto puesto y busca convertirse en un emprendimiento. 

Jason Linares y Nuria Orquin son alumnos egresados de la Escuela Técnica Nº1 de Ituzaingó “República del Paraguay”. En 2015 durante su 7mo año, cursaron  la materia “Redes” donde su profesor Javier Cañete hizo que todos los alumnos diseñen un proyecto propio. De allí surgió el “Intercomunicador por IP”. Jason y Nuria, además de estar unidos por el amor, son apasionados de la informática.



—Yo era el típico geek que salía de la escuela, volvía a casa y me ponía a programar, buscar cosas en internet… Los geek son los fanáticos de la tecnología y la informática. También están los freaks, los gamers, los nerds y así hay muchísimos. Me encantan los videojuegos, soy gamer.

—Yo no. Yo era una chica normal (risas). Aunque no lo crean me llevaba materias, me encanta el deporte. En 4to me cambié a la Técnica.

—A los pocos días de haber empezado las clases ya estábamos juntos.

El Intercomunicador por IP tiene más kilómetros que la antorcha olímpica. El dream team expuso su proyecto en distintas instancias competitivas. La Feria de Ciencias local, la ganaron. La Feria de Ciencias regional, la ganaron. Viajaron a Mar del Plata a la Feria de Ciencias provincial y la ganaron. Viajaron a Misiones a la Feria de Ciencias Nacional, y la ganaron. Viajaron a Estados Unidos y obtuvieron una mención especial de la Organización de Estados Americanos (OEA) y el cuarto lugar en su categoría.

Las oportunidades son una serie de sucesos ocurridos en el tiempo y lugar exactos. Si por alguna razón no acontecen, se asume que el hecho final no existe. Jason desarrolló la idea y enumeró la cadena de oportunidades que los llevó a lo más alto: en el primer eslabón, su profesor Javier, en el segundo eslabón, el apoyo de la institución educativa y en los eslabones subsiguientes, la ayuda económica de distintos estamentos del Estado, el acompañamiento familiar y por qué no, una cuota de suerte en las competencias.

—Me pongo muy nerviosa cuando tengo que exponer ante los jueces, en general es Jason quien habla un poco más con ellos, y cuando estábamos en Misiones me quedé sola en el stand, vino un señor gordo, y le expliqué el proyecto como si fuese cualquier persona. En ese momento él decidió que nosotros íbamos a Estados Unidos.

El proyecto de los jóvenes consiste en un sistema de comunicación interna para instituciones que actualmente está instalado en la propia Técnica. Se trata un sistema de comunicación que permite hablar desde cualquier dispositivo a otro de forma libre y gratuita. Se pueden utilizar computadoras, teléfonos viejos, smartphones, etc. El software diseñado por los alumnos está cargado en una netbook del Conectar Igualdad, y “funciona perfecto”, según su profe.

—Cuando lo exponemos es re loco, porque nadie entiende del todo cómo lo hicimos. La informática se divide en varias ramas: diseño, sistemas operativos, desarrollo de software, hardware, y teleinformática analógica y digital. Nosotros investigamos de todo para poder hacer nuestro proyecto, entonces si viene alguien especializado no termina de comprenderlo. De hecho a esta altura, si el sistema se rompe, Javi (el profe) no lo sabe arreglar.

Sentados delante de su stand, se miran, se entienden. Va Jason a atender una nueva consulta porque a Nuria le duele la boca a causa de que se le salió un bracket.

—Buenas tardes, ¿les explico un poco el proyecto?

Los adolescentes miran con atención, sorprendidos. Un Jason sonriente y verborrágico les cuenta cómo hicieron el sistema. Lo prueba, toca botones, saca su celular, suena un teléfono que podría ser el de una abuela, presiona teclas de la netbook del Conectar, suena otro teléfono un poco más nuevito. Funciona perfecto, de un dispositivo a cualquier otro dispositivo. Los espectadores abren los ojos, hacen preguntas y se van perplejos al siguiente stand de la Feria Educativa de la UNLaM, donde buscan el camino de su futuro. Mientras tanto, el profesor acompañante se queda charlando, anonadado, y se lleva una tarjeta de “Intercom IP”. Jason y Nuria se miran, se entienden. Ellos también buscan el camino de su futuro:

—Hoy ya entregamos seis tarjetas.

— ¿Qué hora es? Estamos desde las ocho de la mañana y ahora cursamos hasta las once.
—Bueno, desde las ocho… nos quedamos dormidos y llegamos un poco tarde. Es que ayer también estuvimos todo el día.

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Las escuelas técnicas, tienen una gran tradición en Argentina, aunque hay que reconocer que se trata de tradición poco estable, ya que fue bailando al ritmo vertiginoso de la historia política, o mejor dicho, se adaptó a las demandas económicas en las que iba navegando el país.

La formación en “artes y oficios” tuvo su mayor desarrollo en épocas de industrialización, cuando había necesidad de personas preparadas “para el trabajo”. Su punto de esplendor fue el peronismo. Bajo el lema “saber hacer” se montaron las escuelas-fábricas donde los estudiantes recibían de forma gratuita los uniformes, los libros, útiles y herramientas, y luego de seis años egresaban con el título “técnico de fábrica”. A partir de 1946, se mejoraron las condiciones de trabajo de los estudiantes, y junto al fomento de la industria nacional crecía la necesidad de formación técnica.

En 1976 llegó la dictadura militar, con una política económica particular. Fomentar el consumo de productos importados y destruir la industria nacional. Pero el peor cachetazo para la educación técnica fue la década de los 90, donde se trasladó la formación al ámbito empresarial, hecho que generó precarización y explotación laboral de jóvenes, sin ningún tipo de contención social.

En el año 2005 se sancionó la ley que posibilitó formalizar nuevamente la educación técnica pública y en 2009 la provincia de Buenos Aires hizo lo propio. Con la presencia de las modalidades tradicionales como Construcciones, Química, Mecánica y Electrónica; y el surgimiento de algunas nuevas, como lo es Informática, comenzó a andarse el camino del desarrollo de genios argentinos que quieran trabajar en un país soberano.

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—Profeeeeeeeeeeee, un papá quiere hablar con usted acá abajo.

El grito de la inspiración. La portera de la Técnica llamaba desde la planta baja a un profesor que estaba en el segundo piso, de la forma más clásica: llenó sus pulmones de aire, llevó una mano a cada costado de la boca, la encerró en forma de casita, y dejó salir su voz desde lo más profundo de su diafragma, por supuesto, a un volumen óptimo para su recepción.

Jason y Nuria, que estaban cursando Redes con Cañete, prendieron el switch de sus mentes. “¿Y si hacemos un sistema que ayude a la portera a poder comunicarse con el resto de la escuela, para que no tenga que gritar?”. La idea estaba, había que trabajarla.
—Nos la pasamos horas y horas en los foros de Linux, que están buenísimos porque es una plataforma gratis.

—Sí. Y vos preguntas a cualquier hora lo que se te ocurra y siempre alguien en alguna parte del mundo te responde.

La modalidad técnica implica una doble escolaridad y mucho tiempo. Pero eso no era un impedimento, el proyecto cada vez era más suyo, querían avances, que funcionara y perfeccionarlo.

—A veces entrábamos a cursar a la una de la tarde hasta la noche, pero nos íbamos a las ocho al colegio para probar el sistema y trabajar en el proyecto.

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Marcelo Goncalvez se desempeña en el departamento de Ingeniería de la Universidad Nacional de La Matanza, y es el responsable de recorrer las escuelas técnicas de la zona para intentar convencer a los jóvenes que realicen las prácticas de 7mo año en la casa de altos estudios, y por qué no, que empiecen la carrera. “Falta cubrir el 93% de ingenieros que demanda el mercado”, sostuvo con una mirada ansiosa por encontrar cada vez más chicos que borren los fantasmas de una carrera difícil y dura y se animen a enfrentarla. 
“La base para cubrir los empleos vacantes está en las escuelas técnicas, lo que pasa es que hay que mejorarlas, los docentes deben actualizarse”, contó Goncalvez y detalló que “en Argentina, el 14% de los graduados son técnicos, y por ejemplo en Brasil representan el 26%, nos falta por lo menos 10 años para igualarlos”.

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Los pequeños informáticos tienen varios `speach` para explicar cómo hicieron el intercomunicador, de acuerdo a los conocimientos de cada uno. La estrategia es comenzar con una explicación accesible a todos, y si la persona se interesa, ahondar en los detalles. Ese fue el caso del ministro de Educación Bullrich, quien eligió el stand de los chicos de Ituzaingó durante una feria en la que eran invitados especiales, para conocer de qué se trataba el emprendimiento. Fue el propio Bullrich el que le contó “con lujo de detalles” al Presidente Macri sobre el Intercomunicador por IP.

—Lo que más nos sorprendió es que el ministro se acordaba de todo lo que le habíamos dicho un rato antes, y él le explicó a Macri.

—Lo primero que el presidente dijo fue que tuviéramos cuidado con las empresas telefónicas porque podemos restarles mercado.

Ya pasaron varios meses desde que Jason y Nuria obtuvieron el cuarto puesto en Estados Unidos, y terminada la euforia, el objetivo es muy claro: encontrar pequeñas empresas que quieran utilizar el Intercomunicador por IP para que su emprendimiento, que ya dejó de ser proyecto, empiece a caminar sus primeros pasos.

La cadena de oportunidades empieza a funcionar otra vez. Lo que esperan que sea su fuente de trabajo, necesita un empujón. Los distintos estamentos del Estado los ayudan, el contacto con empresas que quieran instalar el sistema de comunicación es un buen aporte. Pero aún mejor, la posibilidad de recibir un acompañamiento económico los hace ilusionar.

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Uno de los aspectos a mejorar de la actual escuela técnica es la formación y actualización docente. “Como en todos lados, hay profes buenos y malos”, es una explicación común que da cuenta de un conformismo o mirada negativa. “Nada puede ser perfecto”.

Javier Cañete está del lado de los docentes más profesionales, de esos a los que más chicos deberían cruzarse. Caracterizado por estimular a los alumnos a que lleven adelante sus propias iniciativas, con orgullo contó que la Escuela Técnica 1 es una de las instituciones educativas con más representación y mejores resultados en las competencias locales, regionales, y también nacionales.

—Lo que hay que hacer es que los chicos sientan su proyecto propio, sientan que hacen algo para ellos y no para cumplir.

Con la seriedad de un ingeniero en sistemas, pero la facilidad para explicar de un docente, Javier recuerda su inicio en la docencia. Si había alguna duda en que la educación técnica y las políticas económicas tienen relación, la historia del “profe” es esclarecedora.

—Trabajaba en el área de informática y sistemas de una fundación, pero en el 2001 me quedé sin laburo, y entré en la educación pública para dar clases, caí por casualidad.
Lo que en un momento fue un manotazo de ahogado, hoy es su vocación y fuente de alegría cuando un pibe pone lo mejor de sí en un proyecto, o cuando egresan y consiguen trabajo, o cuando van a la universidad a estudiar ingeniería. Las épocas cambiaron.

—En la modalidad informática, que es a lo que me dedico, todos los técnicos consiguen trabajo, y no cualquier changa, laburos bien pagos. Es un rubro muy requerido. Cada año, hay 10.000 puestos sin cubrir.

Durante la charla, el profe de “Redes” contó desde su óptica cómo nació el Intercomunicador por IP. “Mirá, lo tengo por acá, esto lo guardo de recuerdo porque fue lo que inspiró la idea, además del grito de la portera”, y desempolvó un teléfono con discado a ruedita, como el que se encuentra en las casas de las abuelas, o la feria de anticuarios. Analógico y digital no son palabras que suelen utilizarse en el mismo proyecto. Quizás esa originalidad, la posibilidad de comunicarse desde un Smartphone a uno de esos teléfonos de la época de las cavernas, fue lo que los hizo llegar tan lejos.

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A varios meses de haber viajado a Estados Unidos, el dream team aguarda por la continuidad de la cadena de oportunidades que permita transformar el proyecto en un emprendimiento rentable. Mientras tanto, la Universidad y el servicio técnico del Conectar Igualdad ocupan la plenitud de su tiempo. La escuela técnica, por su parte, aguarda no ser víctima de su tradición poco estable ante el cambio de Gobierno en diciembre de 2015.