¿Penalizar o despenalizar? Esa es la cuestión...


(Año XI Número XI - 2011)

El debate sobre la despenalización de la Marihuana parece ser un túnel sin salida. Un tema que acerca y aleja generaciones.


Por Victoria Malaguer


Reggae, mate y cerveza. Una pequeña plantita de cannabis es alzada entre la multitud. Los carteles gritan “Sí al autocultivo”.

Una multitud de variados estilos musicales va de Plaza de Mayo a Congreso. Una vez al año hay algo que los une: su pedido por la despenalización de la marihuana.

Aplausos. Gritos. El Congreso está frente a sus ojos.

Porros más, porros menos, la ley argentina penaliza la tenencia y el cultivo de marihuana, pero no así el consumo. Sin embargo, la falta de reglamentación lleva a los consumidores a la detención.

Con media sanción en la Cámara Baja es el proyecto de Libres del Sur el que plantea una nueva situación para la comunidad cannabica:
Liberar el autocultivo, la tenencia simple y mantener la pena de hasta quince años para quien propague la venta.

“Se necesita educación, no castigo. Hoy el principal problema de la juventud es el alcoholismo y no el consumo de marihuana. Las adicciones no pueden ser tratadas desde la prohibición y la discriminación. Se apunta a la legalización para lograr la inclusión”, grita la diputada Victoria Donda entre la multitud.

Es ella la principal defensora del proyecto. Su voz parece traspasar las gruesas paredes del Congreso.

“Esta ley lo único que hace es llenar las cárceles de consumidores o cultivadores que lejos están de ser delincuentes. No es ninguna novedad, además que el narcotráfico perdura gracias a los contactos que mantiene con policías y políticos “.

No es nada nuevo, pero pocos se animan a gritarlo.

Gritos. Festejos. Entre tanta euforia hay quienes todavía no saben de qué se habla.
“Qué buen mambo. No entiendo nada”. Tiene quince años y varias secas encima. Pide por sus derechos aunque no sabe cuales son. Él sólo sigue la marcha.

“Es necesario educar desde la primaria. Educar sobre sustancias y adicciones. La educación no es más que libertad para elegir”, afirma el especialista en adicciones Esteban Priego.

Mitos y verdades

Que genera adicción, que es la entrada a otras drogas, que quema neuronas. Los mitos urbanos crecen como las flores.

“Es imprescindible conocer cada caso, el recorrido de la persona, sus necesidades, sus faltas. No todo el que fuma un porro es adicto”, sostiene Priego.

50 años y treinta de cultivadora-consumidora tiene Adriana Haze. Sus ojos verdes se encienden con facilidad.

“Todavía hay gente que piensa que la marihuana es una entrada a otras drogas y no es así. Es un mito. Conozco casos de las madres del paco, que ayudan a sus hijos a aprender a cultivar marihuana, a tomarla como forma de vida y han superado su adicción al paco desde sus vínculos con el cannabis, como también casos de alcohólicos”, explica convencida.

Miembro del grupo de Cannabicultores de Zona Sur y madre de una adolescente de 20 años Adriana no ahorra detalles: “creo que es muy importante que uno como padre, fume o no, se acerque a sus hijos y les suministre la información que necesitan. Después, se trata de una elección personal, que de esta manera, será tomada a conciencia. Micaela se crió rodeada de todo esto y hoy elige no fumar, simplemente porque nunca le llamó la atención”

Lo que el tiempo se llevó

Cuarenta años atrás la marihuana llegaba a Argentina con el nombre de “prensado paraguayo” en referencia a su procedencia, para ese entonces, no se conocían los métodos de cultivo.

“Actualmente, el prensado que ofrece el mercado clandestino es un híbrido tóxico que poco y nada tiene de natural”, sostiene el médico Guillermo Barreda.

“Es importante que la comunidad científica de vuelta la cara hacía algo que está al alcance de tus propios hijos. Si el tipo tiene marihuana para vender y se le llenó de hongos, la va a vender igual y hasta le va a poner funguicidas”. Las palabras de Guillermo Barreda son una sentencia"

Micaela no encontró en la marihuana su foco de rebeldía. Ni su “escape de la cotidianeidad”. Muchos de sus amigos sí, y desde el castigo y la prohibición no se obtuvieron buenos frutos.

“Cuando llegó a la pubertad y sus amigos empezaron a descubrir el faso, ella les explicaba que lo que compraban muchas veces había sido orinado, que le podrían haber puesto pesticidas. Les decía que no compraran, que cultivaran ya que lo que ellos fumaban no era la flor pura del cannabis sino el prensado”.

Un juego en el que pocos ganan

La red de narcotráfico traspasa todos los estratos sociales. Y encuentra en el adolescente vulnerable el mejor postor.

“Es necesario apuntar directamente a los sectores de poder que manejan el gran negocio. Encarcelar a los pibes que fuman porro es el camino más conveniente para algunos Más allá de los argumentos que posicionan a la marihuana como algo natural, los efectos y demás, hay que entender que no es más que un debate ideológico”.

Las palabras de Priego apuntan directamente al desmantelamiento de las redes desde la despenalización y la estricta reglamentación por parte del Estado. Un Estado presente que ante un posible cambio en la legislación necesario actualice la información sobre drogas disponible para cualquier adolescente.

Sector Fumadores: No pasar

Innumerables aristas relucen en torno al debate sobre la despenalización de la marihuana. La discriminación es una de ellas.

Según el INADI “las personas que usan sustancias ilegales y legales enfrentan a menudo situaciones de discriminación, rechazo y violencia que conllevan a la privación de sus derechos fundamentales, específicamente del derecho al acceso universal y gratuito de la salud.”

Mediante el proyecto de Ley NACIONAL (0517-D-2008) se presenta la creación del Plan Federal de Asistencia Pública de las Adicciones. Este proyecto ya cuenta con media sanción en la Cámara de Diputados de la Nación. Los puntos centrales rondarían en desarrollar un sistema público de asistencia universal y gratuita para el abordaje de la problemática de las adicciones en todo el territorio nacional, fortalecer los servicios de salud mental y centros de salud de carácter publico, respetar la autonomía individual y la singularidad de las personas que demandan asistencia para el tratamiento de las adicciones.

“La adicción es el síntoma, la enfermedad es otra cosa”. Las palabras de Priego quedan flotando en el aire.