Entrevista - La Tigresa Acuña, en un nuevo ring

(Año IX Número IX - 2009)


En las elecciones del 28 de junio pasado, Marcela “Tigresa” Acuña fue candidata a concejal por el Frente para la Victoria en el partido de Tres de Febrero. Esta entrevista fue realizada semanas antes de los comicios, donde la carismática boxeadora casi consigue ingresar a la arena política.

Por Gabriela Telesca



Siempre lo dije: cuando colgara los guantes iba a dedicarme a la política”, se atajó la experimentada boxeadora, antes de que una pregunta inoportuna arruinara su sonrisa. Así, a poco de arrancar la charla, la “Tigresa” Marcela Acuña dejó en claro que tiene sus metas bien definidas. Tanto que su interés por la política no la dejó dormir desde mediados de 2007, cuando la bicampeona mundial tuvo una extensa entrevista con Néstor Kirchner, quien le pidió que aprovechara su imagen pública para recorrer el país e incentivar el deporte. “Para que los más chicos se alejen de las drogas”, explica la Tigresa, que ya venía dando charlas en las cárceles para el Día de la Mujer y que tras hablar con Kirchner se sumó a los talleres del Ministerio de Justicia.

Ahora, ya en campaña, Acuña va por más: “
Quiero hacer carrera en política. Aún soy joven para ese trabajo, no así para el deporte”. La boxeadora formoseña no cree que la candidatura pueda influir negativamente en su imagen. “Cuando una se involucra en política, no piensa que le va a ir mal. Igual, Kirchner va a ganar y, por consiguiente, todos nosotros”, dispara.
No sería la última vez que durante la entrevista Marcela reaccione como si estuviera en medio del ring, lanzando un cross de izquierda. En parte, le molesta que la puedan definir como una “paracaidista” en la política. La candidata a concejal recordó la estrecha relación que hace cinco años mantiene con el intendente de Tres de Febrero, Hugo Curto. Fue el mismo caudillo del PJ quien la llamó un día antes del cierre de lista, pero no para preguntarle si quería postularse, sino para comunicarle que su candidatura ya era un hecho. Hoy, Acuña vive en una cálida y confortable casa del barrio de Caseros, adornada de cuadros, retratos y premios, y con una modesta piscina en el fondo. Ese sueño, el de la casa propia, se lo debe al jefe comunal: “Curto me abrió las puertas del partido de Tres de febrero, y me ayudó a comprar la casa”, aseguró.

Para la única campeona que tiene el boxeo femenino en la Argentina, la militancia justicialista es una cuestión de herencia: “
Vengo de una familia de políticos –explica–. Mi abuelo fue presidente del PJ en Formosa por diez años, mis padres militaron toda su vida y Ramón (Chaparro, su esposo) fue Secretario General de una unidad básica en Formosa. Así que la política siempre me tocó”.
Como todo en la vida de la boxeadora, lo partidario se da en simultáneo con sus otras facetas. En su día a día conviven sus hijos, Maxi y Josué, su marido y también su eterno manager, Osvaldo Rivero, ya por completo integrado a la familia.

No hay distancias entre la Tigresa de “entre casa” de la que acostumbramos ver arriba del ring. Son varias “Tigresas” en una: madre, esposa y boxeadora. Y ahora se podría sumar la versión política, aún desconocida, pero imaginable en ciertas cuestiones, porque más allá del rol que cumpla, Acuña siempre mantiene su transparencia y autenticidad.

Como en el ring, la supergallo se mostró sin medias tintas: “
Cristina me encanta, dice que sigamos los ideales. Siempre fui contra de la corriente, porque si le hubiera hecho caso a la sociedad no hubiera llegado a ser nada de lo que soy”. Y también le respondió a quienes critican a Kirchner por ungir a deportistas y actores: “Se quejan cuando los políticos son siempre los mismos pero tampoco te dejan entrar. Muchos creían que llegué a la lista por ser boxeadora, pero nunca difundieron los trabajos que yo venía haciendo. No me importa, siempre trabajé para la gente, no para los medios”.

Hoy, con la misma cantidad de años que triunfos (32), la Tigresa vuelve a mostrar que no tiene planeado dejar de rugir. Resta saber cómo enfrentará esta nueva etapa de su carrera. Pero Acuña es ambiciosa, orgullosa y segura de su garra. Por ahora, confiando en sí misma, no le fue nada mal.