El escuerzo - El "Padrino" del espectáculo
(Año IX Número IX - 2009)
El empresario
televisivo Gerardo Sofovich suele jactarse de darle trabajo a mucha gente, pero
sus “figuras” pasan del amor al odio casi en un abrir y cerrar los ojos. ¿Por
qué tantos desencuentros con el magnate productor teatral?
Por Federico Campos
Reconocido por sus pocas pulgas y sus arranques de maltrato psicológico, hace
poco tiempo Sofovich fue abandonado por la reconocida Florencia de la V, quien
había sido la última de sus apadrinadas. La vedette terminó por desvincularse
de la obra que el gran “capote” tenía previsto estrenar en la próxima temporada
veraniega: “Gracias a la villa”. Antes que De la V, igual suerte corrieron
muchas “estrellas” de ese particular firmamento, como Nazarena Vélez y Adabel Guerrero.
Según ventilaron algunos “especialistas” del espectáculo, para trabajar en los elencos de Gerardo hay que ser “chupamedias” hasta las últimas consecuencias y siempre reconocer ante la prensa que el hecho de ser su empleado es “un sueño cumplido”. Detrás de los pasillos cuentan que esos condicionamientos incluso forman parte del contrato laboral, y que por eso cuando algún miembro del personal se permite algún desliz, es despedido de manera inmediata.
En el ambiente televisivo, son bien conocidos los maltratos a los que Sofovich somete a sus protegidos, a veces, en vivo y en directo. En su inacabable programa “La noche del domingo”, hace algunos años le dijo a una de sus secretarias: “¿Tan idiota se puede ser?”, todo porque la joven no revolvía la urna de sorteos con el ímpetu que requería el conductor.
Los ejemplos de humillaciones que se comentan por lo bajo son innumerables, pero el productor parece haber hecho de eso “un estilo personal”, el mismo que le permite seguir dando rienda suelta a su manera de hacer amigos por conveniencia y muchos enemigos declarados.
Según ventilaron algunos “especialistas” del espectáculo, para trabajar en los elencos de Gerardo hay que ser “chupamedias” hasta las últimas consecuencias y siempre reconocer ante la prensa que el hecho de ser su empleado es “un sueño cumplido”. Detrás de los pasillos cuentan que esos condicionamientos incluso forman parte del contrato laboral, y que por eso cuando algún miembro del personal se permite algún desliz, es despedido de manera inmediata.
En el ambiente televisivo, son bien conocidos los maltratos a los que Sofovich somete a sus protegidos, a veces, en vivo y en directo. En su inacabable programa “La noche del domingo”, hace algunos años le dijo a una de sus secretarias: “¿Tan idiota se puede ser?”, todo porque la joven no revolvía la urna de sorteos con el ímpetu que requería el conductor.
Los ejemplos de humillaciones que se comentan por lo bajo son innumerables, pero el productor parece haber hecho de eso “un estilo personal”, el mismo que le permite seguir dando rienda suelta a su manera de hacer amigos por conveniencia y muchos enemigos declarados.