Efecto Mariposa - Quisiera ser un pez...



(Año IX Número IX - 2009)

...un pez que no viva en el Riachuelo, claro. Hace 16 años, María Julia Alzogaray prometió limpiar las aguas de la desembocadura del río Matanza en solo mil días, con la ayuda de un presupuesto otorgado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), valuado en 250 millones de dólares. Especulemos: ¿cómo luciría hoy el barrio de La Boca si la otrora Secretaria de Medio Ambiente cumplía su promesa?

Por Jesica Marchetti

Autor de las fragancias autóctonas que pueden apreciarse al cruzar el puente Pueyrredón, el Riachuelo comenzó a albergar venenos a principios de 1800, con la aparición de las curtiembres y saladeros que derramaban sus deshechos al agua.

Pero una persona es asociada a ese cementerio de peces y cúmulo de chatarra que desemboca hacia el Río de la Plata: María Julia Alzogaray. Ella afirma que la intensión de limpiarlo estuvo siempre, pero las desinteligencias que existían entre el ex presidente Carlos Menem y el por entonces gobernador de la provincia de Buenos Aires, Eduardo Duhalde, se lo impidieron.

¿Que hubiese ocurrido si la ex funcionaria utilizaba lo que serían esos millones de pesos en revertir la situación de uno de los afluentes de agua más contaminados del mundo?

La forma en la que María Julia se manejó durante su cargo la catapultó como una mujer de familia conservadora que intervenía en negociosos necesariamente sucios. Esto le significó un juicio por en enriquecimiento ilícito y el embargo de su Petit Hotel, tasado en 3.584.000 de doláres (varios miles de pesos menos de lo que realmente vale).

Más allá del caso de corrupción, y aunque el saneamiento se hubiera concretado, tendríamos un Riachuelo igual de contaminado. No estaría la basura acumulada a lo largo de los años, pero lo cierto es que las cientos de empresas instaladas a lo largo y ancho del afluente no tendrían donde realizar su descargue.

En tal escenario hipotético, la chatarra habría sido trasladada cerca de zonas residenciales, generando la protesta de los habitantes (como ocurre con los depósitos del CEAMSE en diversos puntos de la provincia Buenos Aires) debido a la contaminación de las tierras y las napas de agua que paradójicamente vuelven a dirigirse… al Riachuelo.

Es allí donde aparecerían los permisos especiales para que los desechos continuaran arrojándose al agua, pero sin que nadie los viera. Tendríamos un círculo vicioso que justificaría el uso de ese crédito del BID, mientras que el juicio que encabeza María Julia por enriquecimiento la acusaría por varios dólares menos.

Sin embargo, la contaminación seguiría allí y serviría únicamente como una excusa más de los soñadores de la época menemista para elogiar la década de los noventa. Lo triste es que hoy las aguas bajan más turbias que nunca.