Efecto Mariposa - Por un voto

(Año IX Número IX - 2009)

El voto “no positivo” del vicepresidente Julio Cobos aquel 17 de julio del año pasado en torno a la resolución 125, sigue dando tela para cortar. Lo curioso es que si él, como presidente del Senado, no hubiese tenido la posibilidad de desempatar, su realidad política actual sería muy distinta.

Por Federico Campos

El histórico desempate generó que unos lo califiquen como un “héroe” y otros como un “traidor” al proyecto político del Gobierno que él integra. Logró ganarse la simpatía de una parte de la sociedad que rechazaba el tono confrontativo del Gobierno nacional, y hasta se llegó a fabricar merchandising con su frase “mi voto no es positivo”.

En su discurso, antes de emitir su voto, “Cleto” dio algunas de las razones que justificaban su decisión: señaló que lo hacía para garantizar “la paz social” y llamó al “diálogo” del Gobierno con el sector del agro. Es cierto que los cortes se incrementaban día tras día, pero su decisión lejos estuvo de calmar los ánimos.

Si bien gran parte de la clase media y alta valorizó su postura “rebelde” frente a la política K, sectores progresistas criticaron con dureza tal decisión y la catalogaron de “traición”, ya que consideraron que “no debía haber aceptado la vicepresidencia” si no estaba en concordancia con ese proyecto político.

Aquella jornada maratónica en el Congreso dejó a Cobos con una imagen muy positiva en muchos sectores de la sociedad, y le dio un espaldarazo de cara a las elecciones de 2011. Asimismo, se convirtió en un acérrimo opositor de la presidenta Cristina Fernández, y del ex mandatario, Nestor Kirchner.

Comenzó a mantener continuos encuentros con sectores de la “derecha” opositora e incluso anularon la prescripción que mantenía en la Unión Cívica Radical desde que había decidido integrar la fórmula con Cristina Fernández.

Es difícil, a veces, considerar lo que pasó y compararlo con lo que pudo haber sido si Cobos hubiese tenido en sus manos esa oportunidad de trascender, para bien o para mal, en la política nacional. Tal vez el vicepresidente hoy seguiría en su afán de desgastar la gestión K, pero desde un lugar poco trascendente, donde ni los líderes de la centroderecha osarían posar en una foto con él, ya que les resultaría insignificante. Quizás hoy estaría solo, sin posibilidad de alianzas con los principales frentes opositores y esperando al 2011 con ansiedad, pero no para postularse como presidente de la Nación (una firme posibilidad actual), sino para terminar su mandato de vice para volverse a su tierra natal: Mendoza.

Cobos fue electo con el 45 por ciento de los votos acompañando en la fórmula a Cristina Fernández de Kirchner. ¿Es ético que un funcionario del Poder Ejecutivo permanezca en su cargo cuando no coincide en ninguna de las políticas llevadas a cabo por el Gobierno? El tiempo lo juzgará, como él mismo dijo en aquella mítica sesión.