Efecto Mariposa - La Prolijidad, ah, ah, ah, ah

(Año IX Número IX - 2009)

El 23 de octubre de 2009 Charly García cumple 58 años. Considerado como uno de los artistas argentinos más talentosos del siglo XX, García regresó a los escenarios tras recuperarse en la quinta de Palito Ortega. ¿Qué sería de su vida si el rey de la felicidad no le hubiera tendido la mano? 
Por Juan Britos

Gardel con guitarra eléctrica. Entre Pomelo y la resurrección. Un par de kilos de más hace que la gente se sienta mejor. Parece que tener los pelos del bigote bicolor prolijamente peinados convierten al tipo en un ser doméstico. Previsible. Dice
 Clarín: "En el backstage todo es alegría. Músicos, técnicos, periodistas, chicas lindas, ganadores de algún premio. La limusina espera".

Rock and roll, nenennn. Light, entre la conciencia del Om y la felicidad de Palito.

De un tiempo a esta parte, lo único retorcido que tiene lugar en su vida son los dedos. Que ya no palpan las teclas negras sobre blancas. Esa tarea la cumple el empresario gastronómico Fabián Von Quintiero, quien suple deficiencias ajenas y temporales. Eso dicen los médicos, con berretines de dioses.

"Ya no quiero vivir así, repitiendo las agonías del pasado", anunció Charly, desde los escenarios.

Ahora, ¿que hubiera pasado si Carlos Alberto García Moreno de Lange no aceptaba la invitación del ex senador tucumano para curarse las heridas de la vida en su casa de General Rodríguez?
Aquí un listado de hechos posibles:

* Su nombre figuraría en las listas negras de huéspedes de las cadenas de hoteles. Por ello, las compañías de seguros incluirían una cláusula de riesgo frente a su presencia, lo que generaría un severo conflicto laboral. Para enfrentar el nuevo escenario, los empresarios reducirían un 20 por ciento el salario de sus trabajadores y los gremios hoteleros ocuparían los hoteles para ser reprimidos duramente por la policía bonaerense.

* Un grupo de seguidores de
 Facebook, menores de edad, que no conocen su historia, crearía un sitio dedicado a comentar los deslices del viejo bardero del teclado.

* La temática de sus shows sería la misma de antaño: salir a escena tres horas después de lo pactado y finalizar la presentación a los quince minutos, tras una breve y estúpida discusión con un técnico de sonido, que cansado de los exabruptos denigrantes, lo pondría en su lugar con los puños como único fundamento.

* Frases desacertadas frente a las cámaras de
 Crónica TV, llamándose a sí mismo Dios. Las mismas serían bienvenidas por otro grupo de adolescentes que formaría un nuevo foro de encuentro cibernético titulado: Las enseñanzas de un bigote bipolar.

Sólo resta una pregunta: ¿qué pensará Pipo Cipolatti de todo esto?