Croquis Nacionales - De boliche en boliche

(Año IX Número IX - 2009)

En Buenos Aires se armó la polémica por los límites impuestos a los horarios de los boliches bailables, según la determinación del gobernador Daniel Scioli. Pero, ¿qué sucederá en el resto de las provincias? ¿Cuáles son las salidas de los jóvenes en el interior? ¿Dónde se reúnen y hasta qué hora?

Por Gabriela Telesca



En la mayoría de los medios de comunicación, las notician giran en torno del escenario porteño y ciertos destellos bonaerense, opacando la información del interior del país. En este caso, el proyecto del gobernador Daniel Scioli para establecer un límite de horarios a los locales nocturnos, despertó el interés de este blog por conocer cuál es la movida de los adolescentes en otras provincias.

La oferta, en principio, luce variada. Los que se van a dormir más temprano son los jujeños que, debido a la actual ley provincial, el tope es hasta las cuatro de la madrugada. Por su parte, en ciudades como Salta y Bariloche (tan distintas entre sí), las puertas se cierran a las cinco, mientras que en Formosa y Mendoza se extienden media hora más.

El primer puesto por la intensa movida joven se disputa entre Córdoba y Santa Fe, que hoy comparten el podio de la noche al punto de saludar a los primeros rayos de sol, entre las seis y siete de la mañana. Según parece, son los padres quienes prefieren que la salida de los boliches se concrete al amanecer, ya que de esa forma se disminuyen los riesgos de la oscuridad. De todas maneras, la reglamentación cordobesa vigente restringe el horario hasta las seis; por lo tanto, los sitios que no lo cumplen se exponen a una multa que los sitios.

Son varias las provincias que coinciden en cortar el acceso a las barras una hora antes del cierre del local nocturno, para limitar el exceso de alcohol. El problema surge nuevamente cuando los chicos, en vez de irse del boliche a sus casas, organizan fiestas encubiertas y allí permanecen hasta tomar la última gota.

Según los gobernadores de las provincias norteñas, también existe una serie de controles para ese tipo de reuniones. No obstante, estas salidas llamadas “afters” se siguen organizando en casi todos los rincones argentinos porque son difícilmente controlables por las autoridades. Algunas casas, galpones o garages son los lugares elegidos, donde muchas veces se cobra por la entrada y por los tragos que constituyen “la previa”. A este tipo de diversión nocturna se la asocia con más descontrol, música fuerte y alcohol que las que generan los boliches y bares, ya que no tienen ninguna habilitación para funcionar como tales.

De manera que si es tan discutido y polémico este tema es porque en todas las regiones del país existe el descontrol en la noche. No es un fenómeno que atañe los aledaños de la Avenida General Paz sino que se extiendo a nivel nacional. Lo grave del cuadro es que, hasta que se decidan a reglamentar leyes e instrumentar los cuidados necesarios, los que se encuentran en peligro son los adolescentes.